Obra nueva: Mary Lovelace O'Neal Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMOMA)

A lo largo de sus sesenta años de práctica, Mary Lovelace O'Neal ha experimentado con los materiales, el color y la relación discursiva entre abstracción y figuración. Sus cuadros aluden a una vasta mitología de relatos personales y compartidos, desde su querido perro salchicha Tillie hasta su participación en el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC).

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A lo largo de sus sesenta años de práctica, Mary Lovelace O'Neal ha experimentado con los materiales, el color y la relación discursiva entre abstracción y figuración. Sus cuadros aluden a una vasta mitología de relatos personales y compartidos, desde su querido perro salchicha Tillie hasta su participación en el Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC).

Sus primeras obras de la década de 1960 utilizaban pigmento negro de lámpara -hollín en polvo creado a partir de aceite quemado, que frotaba y empujaba en sus lienzos-, lo que le permitía abordar "la planitud de la superficie, el negro como color y la negritud como experiencia existencial y racial". Lovelace O'Neal se adentraba entonces con materiales como pintura, gasolina y purpurina, introduciendo la imaginación y el juego en las aterciopeladas extensiones negras. Con el tiempo, surgieron elementos representativos de sus abstracciones, ofreciendo nuevas posibilidades narrativas dentro de una constelación de referencias a través de la música, la literatura y los movimientos sociales.