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El duomo de San Gimignano, también conocido como la Collegiata di San Gimignano, tiene una bóveda decorada con frescos que han sobrevivido siglos sin ningún tipo de restauración. A pesar de haber sido bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, los vívidos frescos que datan del siglo XIII están tan radiantes como nunca, convirtiendo la iglesia en uno de los edificios más valorados de Europa.
El contiguo Museo de Arte Sacro alberga las piezas más valoradas de la Collegiata, así como de otras iglesias y conventos de la zona.