París es la ciudad del romance, ¿verdad? Pero, ¿quién dice que tu estómago no puede enamorarse junto con tu corazón? ¿Por qué no comprobarlo probando la comida de los mejores restaurantes de París? Desayuno, comida o cena, ¡esto es lo que tus papilas gustativas no deben perderse!
Si buscas un desayuno perfecto en París, no te pierdas esta boulangerie y pâtisserie del Marais, cerca de Notre Dame. No te pierdas sus esponjosos y mantecosos cruasanes ni la tarta de pera. Si te apetece un almuerzo de picnic, coge unos sándwiches gourmet para llevar: su pan es fresco, y su relleno de salmón y rúcula es especialmente delicioso.
Tendrás que reservar con antelación, pero te alegrarás de haberlo hecho porque La Chambre aux Oiseaux es uno de los lugares de brunch más de moda de la ciudad los domingos. Una vez dentro te sentirás como si estuvieras visitando la casa de tu abuela: con un encanto shabby-chic, un loco papel pintado de flores y enormes y cómodas sillas.
La comida es deliciosa, el servicio amable y la música funky (¡pero no demasiado alta!). Consejo de alguien que sabe: ¡es uno de los mejores sitios de la ciudad para tomar un café al estilo americano!
Prepárate para el mejor almuerzo de París. Te encantará este pequeño bistró lleno de arte y libros. Puede que no lo veas al pasar, pero es una joya oculta que te alegrarás de haber descubierto.
Dirigido por un antiguo profesor de filosofía vietnamita, el bistro prepara un Bobun increíble. Otros platos destacados son el buey bourguignon y el Porc au Caramel, que son de otro mundo.
¡Ven a visitar el primer café de gatos de París! Si tienes suerte, te recibirán gatos que quizá se sienten en tu regazo mientras mordisqueas un delicioso pastel de chocolate.
Hay opciones de almuerzo o comida, y puedes sentarte en dos niveles. Consejo de alguien que sabe: la planta de arriba tiene más luz natural y un ambiente más acogedor, así que a ver si puedes sentarte allí. Pero oye, en cualquier caso, si viene un gato a jugar, ¡merece la pena!
¿Qué puede no gustarte de un íntimo agujero en la pared que sirve una fondue grasienta y con queso a un precio justo? Este lugar es diminuto (¡cuidado, puede que tengas que trepar por encima de otros clientes para llegar a tu asiento!).
Podrás elegir entre la Fondue Savoyarde (queso y vino) o la Fondue Bourguignonne (carne). Y para iniciar la conversación perfecta, ¡te costará no desternillarte de risa cuando intentes beber el vino que se sirve en biberones!
Le Wagon Bleu te hará sentir como si hubieras viajado en el tiempo: el restaurante está en un antiguo vagón del Orient Express. Incluso los portaequipajes siguen intactos, así como las sillas azul real.
La comida y el vino tienen un sesgo corso; las patatas fritas y las hamburguesas son deliciosas, y el plato de queso está para morirse. Quizá quieras reservar Le Wagon Bleu para tu última cena en París, porque es caro, ¡pero merece la pena!
